Los
kilómetros que me alejan de mi hermano Ricky no impidieron que esporádicas
aventuras imaginarias ocurrieran en nuestras cabezas, todas ellas alimentadas
por los estupendos recuerdos que adquirimos durante la travesía por el GR10
madrileño en 2011. Algunas veces en estos años charlamos sobre ellas. Pero las
pasadas navidades, durante mis vacaciones en España, el asunto se puso serio.
Nos
convencimos de disfrutar de una nueva peripecia en el verano de 2016. La
bicicleta fue el medio escogido sin lugar a discusión, pero el escenario no lo
teníamos tan claro. Unos días más tarde, Ricky me propuso Dinamarca como lugar
de destino. Tras compadecer a los daneses, porque no tienen culpa de nada,
decidimos que allí sería. Pero posteriormente mucha gente me ha formulado la
pregunta “¿Por qué Dinamarca?”.
Es una buena
pregunta sin una respuesta clara. Tratarse de un país bastante plano le hizo
ganar muchos puntos. Sin embargo, no es barato y no comparte el Euro como
moneda común. La lógica le otorgaba varios argumentos a favor y algunos en
contra. Pero siempre hay que buscar el punto romántico a todas las historias y
para mí al nombre de Dinamarca me lleva de regreso al verano de 1992. Entonces,
un grupo de insolentes futbolistas daneses arrebataron la Eurocopa de
selecciones a sus poderosos rivales, que observaron atónitos e impotentes como
los invitados vikingos se llevaban los restos de la cena a casa. A la de Odín,
concretamente.
Aquel día,
el delantero Fleming Povlsen lloró frenéticamente durante media hora, entre el
desconcierto y el júbilo. Esas lágrimas se convirtieron, en mi cabeza
pre-adolescente, en la madre de todas las lluvias de alegría. La misma lluvia
que, si las predicciones no se equivocan, nos acompañará intermitentemente
durante nuestro periplo danés.
Una vez
decidido el destino, se han sucedido varios meses de trabajo intenso: billetes
de avión, alojamientos, bicicletas, presupuestos, etc. También preguntar muchas
dudas a nuestros amigos daneses, que buena ayuda nos han prestado. Trabajar el
cuerpo y la mente con duro y constante entrenamiento y la lectura de alguna
novela de Jussi Adler-Olssen, que os recomiendo leer aunque no tengáis
intención de ir a Dinamarca.
Esperamos
tener una buena ruta, obtener fabulosos recuerdos como aquellos que ya cumplen
cinco años. También poder contarlo en este blog. Pero ante la preguntas de
porque Dinamarca, no tenemos una respuesta precisa. Yo solo puedo decir que
cuando mi hermano me lo propuso, mi memoria evocó la lluvia de verano de
Fleming Povlsen.
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